lunes, 5 de octubre de 2009

OPINIÓN

ZONAS FRANCAS:
UN RÉGIMEN PARA LA TRANSFORMACIÓN PRODUCTIVA


Luis Guillermo Plata Páez
Ministro de Comercio, Industria y Turismo

Hay múltiples herramientas a disposición de los gobiernos para incentivar la inversión, y en Colombia se está trabajando en varias de ellas: la política de seguridad democrática; la estabilidad en las reglas de juego mediante contratos de estabilidad jurídica; la reducción de trámites y costos para las empresas; la firma de acuerdos de protección de inversión, y de doble tributación; y la nueva legislación de zonas francas, entre otros.

Las zonas francas constituyen un instrumento de gran importancia para crecer la inversión y, por esa vía, el PIB y el empleo formal. Aún cuando su impacto potencial es grande, en Colombia no se venía aprovechando adecuadamente, lo que llevó al gobierno a modernizar su legislación.

Varios aspectos se tuvieron en cuenta para modificar las normas que regían desde 1958. En una economía crecientemente globalizada todos los países compiten por atraer los flujos de inversión extranjera. Es obvio que Colombia tenía desventajas frente al resto del mundo, en variables como la seguridad y las tarifas impositivas, por mencionar las más notables.

En el primer tema, la Política de Seguridad Democrática ha permitido superar los escollos; en el segundo, el Gobierno ha venido trabajando en la reducción gradual de las tasas de tributación a las empresas.

En este último marco resurgen las zonas francas, dentro de cuyas principales novedades está el establecimiento de una tasa de tributación de renta del 15%, y de la diferenciación entre zonas francas permanentes y uniempresariales; en ambos casos las normas exigen unos mínimos de inversiones nuevas y de generación de empleos directos.

En las zonas francas permanentes diversas empresas se instalan en un área geográfica específica con el fin de desarrollar actividades comerciales o industriales. En las uniempresariales se autoriza a una sola empresa a desarrollar actividades productivas de servicios, agroindustriales o de bienes.

En el tiempo que lleva vigente el actual régimen se ha demostrado su eficacia como motor de inversión. Durante los 50 años de la regulación anterior se crearon en Colombia 11 zonas francas. Por contraste, entre 2007 y 2009 se han aprobado 55, que representan inversiones por un monto de 11,8 billones de pesos, y la generación de más de 43.300 mil empleos directos y formales nuevos.

Es evidente el impacto que tienen estos proyectos en Colombia: aumentan la capacidad de producción y el PIB potencial, son nuevos contribuyentes para el fisco, ayudan en la modernización tecnológica del aparato productivo, dinamizan las economías regionales con sus demandas directas e indirectas, amplían y diversifican la base exportadora del país y mejoran la calidad del empleo. Por estas razones las zonas francas son un vehículo importante para la transformación productiva de Colombia.

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